Por Hassan Achahbar
El exembajador marroquí en España, Abdeslam Baraka, publicó en su cuenta en Facebook, una reflexión acerca del impacto que produjo en distintos ámbitos gubernamentales, políticos, sociales y periodísticos españoles la decisión de Estados Unidos de reconocer la soberanía plena de Marruecos sobre la totalidad de su territorio sahariano.
En términos diplomáticos, el jurista y también exembajador en Argentina, exministro y exparlamentario, propone un “tratamiento adecuado en profundidad” del “mal crónico” que, lamentablemente, les produce a los inconformes el éxito de Marruecos.
En primer lugar, Baraka se dirige “a los que se sintieron molestos por la decisión (norte)americana de reconocer la plena soberanía” de Marruecos sobre sus provincias del Sahara, y cuya reacción, afirma, “sale del ámbito de los radares elementales de compresión”.
El exdiplomático no quiere citar nombres “para no descalificar”, dice, pero termina apuntando a “la diplomacia española (que) no acostumbra ser ni tan agresiva ni tan errónea”, y que, “a menudo supo anteponer los verdaderos intereses nacionales a cualquier aventura”.
Alude en especial a un gobierno que “con sus (iguales) dificultades separatistas”, se enoja “porque el Reino de Marruecos obtuvo un apoyo histórico legítimo y legal a su causa nacional frente a un grupo de separatistas” (el Frente Polisario).
En ese sentido, Baraka lamenta que, a pesar de que el apoyo norteamericano “emane de la primera democracia del mundo” y “se enarque dentro del derecho internacional”, no parece “suficiente para calmar la ira de quienes nunca supieron guardar la calma ante la consternación”.
En concreto, Baraka se refiere a aquellos gobiernos “muy minoritarios en la escena internacional”, a las ONG’s cuyas “mesas y ‘voluntarios empleados’ viven de la desgracia” ajena, así como a “algún que otro periodista o tertuliano (que) hace de la política interior de un país vecino (Marruecos) su fondo de comercio”.